Fueron mi descubrimiento musical de 2009: Manel. Para quienes no los conozcáis, se trata de un grupo de Barcelona que canta en catalán (que nadie se eche atrás por el idioma) y que por suerte han puesto mucho más empeño en su música y sus letras que en bautizarse. Manel me daba pereza, me parecía el típico grupo que se pone de moda, del que hablan bien en todas partes y que hay que escuchar. Y no me daba la gana. Es una reacción muy propia de mí y, oiga, muy válida, siempre y cuando tuviera al menos la decencia de escuchar ni que fuera una canción para poder opinar con propiedad, cosa que nunca acostumbra a ser así. Al final escuché el disco entero, porque la alternativa era saltar en marcha de un Peugeot 307 en plena autopista. Y me gustó. No puse mucha atención a las letras, pero las melodías, los instrumentos, me llamaron la atención lo suficiente como para bajarme el disco de internet al día siguiente. Se llama Els millors professors europeus y contiene 12 canciones, de las cuales cinco son buenas, otras cinco muy buenas y solamente dos prescindibles.
El disco abre con En la que el Bernat se’t troba, un ejercicio musical festivo con una letra que deja ya claros algunos de los (aparentes) temas fetiche del grupo: las estudiantes Erasmus y ciertos rasgos físicos de Guillem, el líder de la banda, con su considerable altura y su prominente nariz. Enseguida llegamos a Ai, Dolors, una canción con sello de fiesta mayor, la historia de una historia acabada, de esas que puede dar sus últimos coletazos pero apenas quiere (res de tonteries, res de ser especials). Un tema que gana mucho en el directo, con unos versos finales añadidos que le dan más profundidad a los protagonistas. Captatio benevolentiae, algo así como la captación de la benevolencia (en referencia a un concepto de la retórica latina que predica que el inicio del discurso es la clave del mismo, ya que ahí hay que ganarse la buena predisposición del público), es un canto a la buena gente, y al retorno que eso suele suponer. A veces lo conseguimos (a vegades ens en sortim)…
Con Nit freda per ser abril Manel consigue eso que tan difícil es: hacer poesía con barro. Convertir la más común de las historias en una película, en una novela, en una aventura; como tantas veces pasa con las historias comunes, la de la canción también se queda proyecto (ell demà serà capaç, ella demà estarà més guapa). Si os atrevéis con el catalán, os recomiendo muchísima escuchar esta versión en directo, que contiene una intro maravillosa. La cumbre del disco, y seguramente su canción más famosa a día de hoy, es Al mar!. Mediterránea, vital, veraniega, con el olor a recién pintado de las historias de amor que están empezando y tienen pendientes fiestas del tamaño de estrenarse en una playa, así es la octava de Els millors professors europeus:
Tu i jo hem sopat en bons restaurants,
tu i jo hem ballat a la llum d’un fanal,
tu i jo volàvem en un Ford Fiesta groc,
tu i jo hem cantat a la vora del foc.
Tu i jo hem buscat coses similars,
tu i jo hem tingut el cap ple de pardals,
tu i jo dalt de la nòria, tu i jo i la nostra història,
però tu i jo no ens hem banyat mai al mar.(…)
Molt lluny d’aquí, a l’altra banda del món,
hi ha una xiringuito amb quatre pins al fons,
tu i jo asseguts a la barra d’un bar,
sona bona música i som davant del mar.Al mar! Al mar!
En el último tramo regresan las Erasmus con Dona estrangera, y las historias que parecen experiencias religiosas, pero que pasan cada día en cada lugar del mundo, mil veces por minuto, con Ceràmiques Guzmán (on has estat tot aquest temps?). Cierran las Corrandes de la parella estable (ens ha costat déu i ajuda arribar fins aquí), que suele ser el tema que finiquita sus conciertos.