‘Breaking Bad’, buscando el aterrizaje perfecto

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Imagen de la serie Breaking Bad

Es bastante impactante revisionar el piloto de Breaking Bad. Sorprende encontrarse con un Walter White pusilánime, apocado, sometido. Objeto de las bromas de Hank, con dificultades para controlar a sus alumnos, pluriempleado y aún así incapaz de llegar holgadamente a final de mes. Allí donde lo dejamos, en el 5×08, a Walt ya no le tose nadie, y los que le tosen se van al hoyo. Es la piedra angular de un negocio que, según sus palabras, podría cotizar en el Nasdaq. Una evolución brutal en apenas un año. Una evolución cuya mejor baza nunca ha sido la espectacularidad de los saltos, sino la seguridad de los pasos. Poco a poco, capítulo a capítulo, hasta completar los 54 que llevamos vistos. A partir de mañana, con el 55º, pistoletazo de salida al principio del fin. Ocho episodios que aspiran a ser la guinda del pastel. ¿Lo conseguirás, Gilligan?

Feels like home. Ver Breaking Bad es sentirse como en casa. Es desayunar con Walter Jr., salir a merodear por alguna tienda con Marie, comer algo en el coche con Hank y Gomie, pasarse a saludar a Saul, merendar en el parque con Mike y su nieta, echarse unas risas con Jesse, Badger y Skinny Pete, cenar con Skyler y Walt… Rutinas de cinco años que verán su final el 29 de septiembre, aunque muchas de ellas ya forman parte del pasado. Porque si algo ha hecho Breaking Bad en este tiempo es evolucionar. Un vistazo a sus personajes principales lo demuestra. Walt es el caso más evidente, en la línea de lo que comentaba más arriba. De irremediable perdedor a capo de tutti capi, Walt ha ido suplantando progresivamente a todos los narcos (Krazy-8, Tuco, Gus…), de todos los niveles posibles, hasta internacionalizar el negocio y tener que afrontar un problema completamente nuevo: no saber ni cuánto dinero tienes.

A su lado, Skyler. Bueno… podríamos estar un buen rato definiendo ese “a su lado”. Los White han pasado por muchas etapas en este año, y finalmente han encontrado cierta estabilidad ciñéndose al rol de padres y socios. Skyler ha puesto siempre a sus hijos por delante, especialmente desde que es consciente de la envergadura de los planes de su marido. Para muchos, el personaje más odiado de la serie; para mí, una figura necesaria, que ha ejercido de contrapeso y de sparring de Walt en mil ocasiones y sin el que él no hubiera podido ser tan grande como personaje. Le auguro una gran recta final…

A su otro lado, Jesse. Curiosamente, Pinkman ha seguido casi el camino inverso: mientras Walt entraba de lleno en el narcotráfico, Jesse se ha mostrado cada vez más reacio. Algo obvio cuando la naturaleza de sus ambiciones es casi opuesta: Jesse está en esto por dinero, y ya tiene más del que puede contar, así que quiere irse y empezar a disfrutarlo; Walt ha pasado la etapa de querer dinero, y ahora se mueve por otros motivos. El principal, tapar su fracaso en Gray Matter, la empresa química que cofundó, de la que se marchó por cuatro duros y a la que ahora ve crecer y crecer sin límites. La química aplicada a las drogas es precisamente la droga que necesita Walter para saciarse. Y, como toda droga, cada vez requiere una dosis mayor.

Detrás, una galería de secundarios maravillosa. Desde el inagotable Saul Goodman, cuyo spin-off espero que cuaje, hasta el recién llegado Tood, pasando por Hank, el hombre del que tanto se espera en este final. Tras la última escena parece claro que el agente de la DEA ha notado las piezas de su cabeza encajar; falta por saber cómo reaccionará. ¿Se tirará a la yugular de Walt inmediatamente? Tiene su riesgo profesional, ya que su posición quedaría algo comprometida al saberse que ha tenido a Heisenberg delante de las narices durante todo el tiempo. ¿Esperará a que Walt cometa un error? ¿Se lo comentará a Marie? Impronosticable

Con menos de ocho horas por delante, Breaking Bad tiene ante sí el complicado reto de despedirse sin bajar el listón. Una tarea nada fácil para los guionistas, que no solamente deben entregarnos el cadáver de Mr. White (¿alguien duda de un final trágico?), o su equivalente moral (quizá para él sea incluso peor terminar con sus huesos en la cárcel), sino que además no pueden olvidarse del resto de personajes. Todo ello adornado con cierto estilo. No esperamos menos que un cierre perfecto. Es lo que tiene volar en primera clase, que no admites un aterrizaje forzoso…

Breaking Bad en nueve minutos

Por Dani Rodríguez

Periodista de formación profesionalmente exiliado a países más cálidos. Buscando sitios donde jugar. Decidí empezar por el patio de ésta, mi casa, que también es vuestra.

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